Hay varios electrodomésticos que, en los últimos años, han experimentado un gran auge. Un claro ejemplo es el de las freidoras sin aceite. Durante la época del Black Friday son unos de los productos más vendidos, así como en los días sin IVA y otros períodos promocionales.
Tal vez a ti también te llamen la atención y quieras hacerte con una de las mejores freidoras sin aceite. Pero, ¿merece la pena? Hay que tener en cuenta varios aspectos importantes a la hora de tomar la decisión. En TuExperto360 analizaremos los pros y contras para averiguar si es o no una compra acertada.
Adiós a las grandes cantidades de aceite
El COVID-19 trajo consigo una gran cantidad de desgracias, pero también produjo un gran cambio en la sociedad que empezó a darle a su salud la importancia que realmente merecía. Tanto es así que, hoy en día, muchos consumidores no dudan en hacer el gasto que sea necesario para gozar de un mayor bienestar tanto físico como psicológico. ¿Sabías que la freidora sin aceite puede mejorar tu salud?
Efectivamente, ello es fruto de decir adiós a la ingente cantidad de aceite que acostumbra a utilizarse para cocinar, sobre todo al elaborar cualquier tipo de fritura.
Es innegable que hay aceites mucho más saludables que otros. De hecho, consumir el de oliva virgen extra es algo que recomiendan los médicos. Sin embargo, un exceso acaba traduciéndose en aumentar drásticamente el colesterol debido a las grasas saturadas que contiene cualquier aceite.
No es nada bueno embadurnar de aceite unas patatas o unas croquetas. Por el contrario, la freidora sin aceite indica en su propio nombre cómo funciona: prescinde del conocido como ‘oro líquido’ para optar en su lugar por el aire caliente.
La salud de cualquier consumidor que utiliza habitualmente una freidora sin aceite mejora de manera considerable, no solo por la reducción de grasas saturadas que pasan a formar parte del organismo. Por si fuera poco, también disminuye el peso, siendo así más sencillo mantenerse en un IMC saludable.
Valorando el aumento de la esperanza de vida que puede conseguirse, hay que responder afirmativamente a la pregunta de si merece la pena comprar una freidora sin aceite. Pero, ¿qué pasa con el sabor?
¿Saben igual los alimentos?
Tal como acabamos de ver, el aceite en grandes cantidades es cosa del pasado. Pero esto no significa que tengas que despedirte de él por completo. De hecho, incluso los propios fabricantes recomiendan rociar un poco de aceite de girasol o de oliva en los productos alimenticios antes de meterlos en el electrodoméstico para que se cocinen.
Esa pequeña cantidad en forma de spray no solo ayuda a que el alimento se cocine mejor. Adicionalmente también adquiere una cierta relevancia al hablar del sabor, del cual conviene hablar en profundidad.
Es habitual leer y escuchar que los alimentos tienen el mismo sabor que en caso de cocinarlos con aceite en una sartén convencional. Sin embargo, desde TuExperto360 podemos asegurarte que esto no es así.
Se agradece mucho que cada alimento que te comas sea mucho más saludable que antes, pero tampoco hay que engañarnos: el sabor es algo insípido, lo cual no es de extrañar teniendo en cuenta que muchos mililitros de aceite pasan a ser sustituidos por aire caliente.
Como es lógico, existe la posibilidad de añadir más aceite a posteriori, cuando los alimentos se sacan de la freidora de aire para servirlos en los platos. Es una buena idea, puesto que la cantidad siempre será mucho más reducida en comparación con la fritura convencional y le añadirás ese toque que le falta.
Hay que decir que, tras una temporada comiendo croquetas, patatas, sanjacobos y otros alimentos cocinados con la freidora de aire, tu paladar se acaba acostumbrando a este nivel de insipidez que no es ni mucho menos desagradable. De hecho, cuando pruebes en un restaurante unas patatas fritas hechas de manera convencional se te harán excesivamente pesadas y grasientas.
Rapidez, sencillez, comodidad y seguridad
La salud inclina la balanza a favor del sí: merece la pena comprar una freidora sin aceite. Tal vez el sabor haga dudar un poco a los consumidores, pero nuevamente hay que hablar de algo muy positivo que deja claro que sí es aconsejable adquirir dicho electrodoméstico. Nos referimos a su funcionamiento.
No puede ser más fácil y seguro freír cualquier tipo de alimento en una freidora sin aceite. Lo único que hay que hacer es colocar los productos en el compartimento extraíble habilitado para tal fin, seleccionar la temperatura e indicar la cantidad de tiempo durante el que la máquina permanecerá expulsando aire caliente.
Para que te hagas una idea, el funcionamiento de la freidora sin aceite es similar al de un horno. Eso sí, en este caso la rapidez se hace evidente, puesto que bastan pocos minutos para terminar de cocinar desde unas patatas hasta unas croquetas. Incluso unos churros o unas porras pueden freírse aprovechando el aire caliente, lo cual demuestra la versatilidad de la que hace gala el electrodoméstico.
El cestillo extraíble permite tanto introducir los alimentos como sacarlos con una impagable comodidad. Pero, ¿y en lo referente a la seguridad? El nivel es muy alto, sobre todo al compararlo con el aceite caliente que tan peligroso es por las quemaduras que puede provocar.
Precio de la freidora sin aceite y consumo eléctrico
Las mejores freidoras sin aceite no tienen un precio excesivo. Por cien euros o incluso menos puedes hacerte con un modelo que merezca mucho la pena. Seguramente esta cifra haya llamado tu atención, pero antes de lanzarte a la piscina quieras saber si cocinar con dicho electrodoméstico es caro.
Al expulsar aire caliente con el que se cocinan los alimentos, es comprensible que su consumo no sea precisamente reducido. Sin embargo, el proceso termina en diez, quince o como máximo veinte minutos, por lo que incluso puedes acabar ahorrando dinero si tienes en cuenta el importe del aceite y de la energía que tendrías que utilizar para freír esos mismos alimentos en una sartén. En definitiva, queda claro que económicamente también merece la pena comprar una freidora sin aceite.