En toda cocina hay varios elementos que son imprescindibles. Uno de ellos es la campana extractora. Teniendo en cuenta la importancia que adquiere este electrodoméstico, al comprarlo conviene decantarse por uno que realmente haga gala de una buena calidad. Claros ejemplos son las mejores campanas extractoras calidad precio.
De todos modos, incluso las consideradas como mejores campanas extractoras por su sobresaliente relación calidad precio pueden acabar fallando, sobre todo si acumulan una gran cantidad de años en funcionamiento. Cuando esto sucede puedes decantarte por dos opciones. La primera de ellas consiste en comprar un nuevo modelo, mientras que la segunda se resume en repararla.
Antes de hacerlo es conveniente averiguar si es recomendable en tu caso. ¿Vale la pena reparar la campana extractora? Varios aspectos entran en juego para inclinar la balanza a favor del sí o del no, así que vamos a analizarlos a continuación.
Tipos de fallos
Lo primero que hay que tener en cuenta para saber si vale la pena reparar una campana extractora es el tipo de fallo que se ha producido. Aunque parece un electrodoméstico bastante sencillo, ciertamente son numerosos los errores que pueden acabar afectando a la máquina en cuestión.
Empezamos hablando de uno de los más asequibles: un fallo en el sistema de iluminación. Generalmente esto acostumbra a producirse por un defecto en la bombilla, la cual al acumular unas cuantas horas de uso acaba fundiéndose. Sin embargo, también puede deberse a un problema con el fusible. En ambos casos, no te preocupes: el arreglo es muy barato, así que si es esto lo que le pasa a tu modelo sí vale la pena reparar la campana extractora.
Hablamos ahora de otro fallo que también es fácil y barato de arreglar. Nos referimos a una mala absorción del humo. Casi siempre esto es debido a que el filtro está sucio, lo cual puedes solucionar tú mismo sin necesidad de recurrir a un especialista. También podrás evitar el hecho de pagar a un experto si aquella trampa destinada a mantener a raya la grasa es lo que está sucio e impide que el humo se succione a la perfección.
Otro fallo cuya reparación es asequible a más no poder recuerda al primero que hemos sacado a colación, puesto que el origen es el mismo: el fusible. En este caso no afecta a la luz, sino a toda la campana extractora en sí, la cual hace ruido pero no funciona.
Continuamos con la lista de errores, sacando a colación ahora otro bastante común y que, por suerte, no exige un gran desembolso, sino más bien todo lo contrario. Se trata de un problema con el filtro de carbón o el de metal. En los dos casos un profesional puede solucionar el problema en muy poco rato sin que el presupuesto sea elevado.
Eso sí, no todos los problemas relacionados con las campanas extractoras son tan fáciles y baratos de reparar. Ahora llega el momento de hablar de los que resultan más complejos.
Si la campana extractora no se enciende de ninguna manera, son varios los motivos que pueden estar dando pie a que se produzca dicha situación. Una de las habituales consiste en que haya una carencia de voltaje. A la lista hay que sumar un error del motor del extractor, así como algún tipo de anomalía relacionada con la pieza conocida como condensador. En todos los casos ya puedes ir preparando la cartera.
Otro problema es el de que la campana extractora sí se enciende, pero su funcionamiento deja bastante que desear. Es decir, la velocidad a la que funciona para succionar el humo es muy lenta. Si el error es de la unidad de control es una reparación no demasiado cara, pero aumenta drásticamente su precio si es el condensador de arranque el elemento que debe repararse.
Por último, hay que describir la avería más temida de todas. En efecto, hablamos de aquella que afecta al motor del propio extractor, el cual acaba quemándose.
Hay que decir que si una marca como las que hemos mencionado en anteriores párrafos es la que se encarga de fabricar el electrodoméstico en cuestión, es casi imposible que se produzca este escenario. Pero lo cierto es que con cualquier dispositivo electrónico tarde o temprano existe la posibilidad de que surja dicha situación.
Si recurres a un profesional que destaque por su honestidad, no tardará en confirmarte lo que ya te temías: la reparación es muy costosa y quizá no convenga llevarla a cabo, aunque esto depende directamente de cuánto te haya costado el electrodoméstico.
Dependiendo del precio, ¿vale la pena reparar la campana extractora?
Has tenido mala suerte y el motor se ha acabado quemando. En este caso, a no ser que la campana extractora fuese de las muy caras, casi nunca vale la pena reparar la campana extractora. De hecho, la gran mayoría de especialistas lo desaconsejan por completo, puesto que el coste de un nuevo motor es muy elevado. Al importe en cuestión hay que sumar el de la mano de obra.
Pero, ¿qué pasa con los otros problemas? Si falla la unidad de control o el condensador de arranque, estamos ante dos reparaciones que son de nivel medio de dificultad y de coste de materiales necesarios, así que de nuevo vuelve a depender del precio que hayas pagado. Si la campana extractora te costó setenta euros, tal vez valga más la pena comprar una nueva, pero si te dejaste doscientos euros o más, no dudes en arreglarla.
El resto de errores que hemos analizado anteriormente siempre merece la pena solucionarlos. Y es que los arreglos tienen lugar en un parpadeo, por lo que el importe de la mano de obra es muy reducido. Además, las piezas a sustituir también son extremadamente asequibles, por lo que por tan solo veinte o treinta euros puedes tener de nuevo tu extractor funcionando a la perfección. En definitiva, en estos casos sí vale la pena reparar la campana extractora.